lunes, 22 de junio de 2015

El clásico volvió a Vicente López

Partido tremendo. De lo más apasionante que se haya visto en los últimos tiempos en este lado de Vicente López. Primero por la extraordinaria demostración de buen juego que llegó a humillar a uno de los más firmes candidatos al ascenso durante casi 50 minutos. Y luego por el orgullo del rival que se jugó a matar o morir en los diez finales. Murió, porque matemáticamente era casi imposible revertir la afrenta que estaba sufriendo, pero en el proceso no estuvo lejos de dejar sin habla a los 150 simpatizantes que acompañaron a Platense en el Día del Padre, en el partido contra Argentinos, su ya clásico rival. Vale decir que Platense siempre estuvo arriba en el marcador. Al inicio, con ventajas de 5-2 y 10-6, se estaba viendo lo mejor del equipo en este campeonato: una defensa firme, con una marca rigurosa pero no excesiva que limitó las exclusiones, un arquero, Iván Quiroga, que con el transcurso de los minutos se convirtió en héroe, y un ataque posicional veloz, con muchas variantes, que supo encontrar con mucha eficiencia a Augusto Garófalo y Fernando Laya en los extremos o a Mariano Torea en el tiro a distancia. Lo que antes de comenzar el partido se podía suponer como un "vamos a tratar de hacerle partido" con el 14-8 del entretiempo se convirtió en un "jugando así, no se nos puede escapar". ¿Seguiría así la historia en el complemento? Y sí, porque esos 15 iniciales fueron lo mejor de Platense en mucho tiempo, porque con un parcial de 10-4 obligó al tan respetado rival, el equipo más goleador del torneo, a pedir minuto con Platense arriba 24-12 en búsqueda de respuestas para evitar una vergüenza mayor. La respuesta, precisamente, fue una marca personal en toda la cancha. En los dos minutos siguientes, hasta faltando 11, la táctica no dio resultado, y sólo se repartieron goles, 26-14. El minuto pedido luego por Platense sólo le dio mayores energías a Argentinos. Platense, con un equipo corto y ya con muchos minutos en cancha, se vio envuelto en una maraña de cruces, manotazos y mucha presión que le provocaron una pérdida tras otra. De pronto, el que estaba cerca de la parca estaba resucitando con un gol tras otro en apenas segundos. El partido ya era otro. La diferencia se había acortado a 4 goles a falta de 5 minutos. En ese momento de máxima tensión, dos cosas ocurrieron. Tomás Persuh reemplazó a Quiroga y tapó tres disparos de gol que comenzaron a frustrar el impulso de Argentinos. Al mismo tiempo, mientras la defensa de Platense ya no podía contener la renovada potencia y velocidad del rival, el junior recién ingresado Sean Corning anticipó una pelota clave en defensa y coronó en gol una de las corridas más dramáticas que se recuerden. Nunca lo sabremos, pero si el extremo no robaba y convertía en ese momento crítico del partido el resultado bien podría haber sido otro. A partir de allí, Argentinos pareció rendirse ante Platense, sabiendo no sólo que había pagado cara su derrota sino también que por mucho que hiciera la ventaja era indescontable luego de casi todo un partido en el que este Platense que está luchando por no descender le diera una lección de cómo se defiende y ataca en handball. Final entonces de 30 a 26 para Platense, en un partido que va a ser difícil de olvidar. Lejos de confirmar que Se salvó del repechaje, a Platense le restan dos compromisos frente a contendientes directos en la lucha por escapar de la promoción. Pero el primer paso ya lo dió. Y ante el rival más calificado. El clásico volvió a Vicente López