Sin Red

Aaron Vusewer castiga las redes en Menores frente a San Lorenzo

Un aire de desazón se está viviendo estos últimos días en el ambiente de las Inferiores Caballeros de Platense. Luego de derrotas poco esperadas frente a Villa Modelo y Santa Isabel, fundamentalmente, la esperanza era rehabilitarse en los juegos siguientes. El sábado, luego de los triunfos de Infantiles y Menores frente a San Lorenzo, llegaron los partidos por los puntos. Y si bien el 31-21 de Cadetes fue fácil, y que debería haber sido más holgado si no hubiese sido por la relajación probablemente lógica al enfrentar a un rival claramente inferior, y el 25-20 de Juveniles en el adelanto de la semana previa hacían prever un 3-0 por los puntos, el primer mazazo llegó con el 26-28 de los Juniors, poco esperado, pero que, viendo el desarrollo del partido, la conclusión es que Platense estuvo lejos de ganarlo. La gran actitud de San Lorenzo durante todo el partido, que compensó dificultades técnicas, fue suficiente para derrotar a un Platense que no consiguió imponerse en ninguna de las dos áreas y sufrió además el bajo desempeño de algunos de sus jugadores clave.

La situación se complicó aun más con el partido recuperado el último miércoles en Regatas frente a Municipalidad de San Miguel en Cadetes. Luego de un primer tiempo favorable por 19-16, con una gran actuación en el primer tiempo de Tomás Otamendi (9 goles, 13 en total), que recuperó a su equipo con un arsenal de tiros desde los 9 metros, la marca personal que le imprimieron en el segundo tiempo a él y a Federico Ladrón de Guevara nunca pudo ser resuelta por Platense. 34-31 final para San Miguel, y regreso en silencio en la noche de Bella Vista.

En las 4 fechas finales, Platense no puede perder más puntos. Aun los compromisos más accesibles tienen que encararse como si fuera un partido decisivo, de modo de no dejar lugar a la sorpresa. Y en los partidos parejos tiene que surgir el coraje, el amor propio que nos ayude a conseguir 13 victorias en otros tantos compromisos. Aun así, Platense depende de los tres equipos que lo preceden en la tabla, sabiendo que sólo los dos primeros jugarán en la B el próximo año. El compromiso es difícil, pero no imposible. Probablemente sólo sea cuestión de proponérselo, y salir a jugar con solidaridad, espíritu de lucha, respeto por el rival y los compañeros y corazón caliente para pelear cada pelota como si fuera la última.